La prensa y los prensiles

Galileo dijo “dadme un punto de apoyo y os moveré el mundo” para explicar su teoría de la palanca. Hoy se dice que la prensa es el cuarto poder, yo no me atrevo a numerarla, pero lo que si está claro es que es un poder.

El poder mal administrado se convierte en dictadura, por eso cuando hay un golpe de estado lo primero que se intenta secuestrar y paralizar son las televisiones, las radios y posteriormente los periódicos. Hasta las guerras tienen hora de inicio para que se puedan ver por la tele.

Nadie discute el papel primordial que la prensa ha tenido en la defensa de las libertades, incluso periodistas que han dado su vida por ella. La información es poder, y lo malo es cuando la información se prostituye en brazos del poder, cuando se subordina la información al poder político o económico, cuando se manipula o se utiliza con fines que poco o nada tienen que ver con lo que se proclama.

Curiosamente los medios de comunicación se han convertido en empresas de comunicación, donde la información va mediatizada en función de la publicidad que genera, la aproximación al poder es tan evidente como se ve en los grandes periódicos nacionales, que más que vehículos de información son panfletos cada uno de su partido. Han crecido, se han transformado en empresas y curiosamente el nivel de profesionalidad ha descendido y ha brotado la generación de los columnistas, unos iluminados que se creen en posesión de la más absoluta de las verdades y que hacen de sus ideas un dogma de fe. El más claro ejemplo es Jiménez Losantos, o Luis Herrero.¿Como puede pretender ser objetiva la información de quien se confiesa militante de un partido?. Váyase vd al gabinete de prensa de su partido oiga, pero no me hable de democracia ni de rabo de gaitas.

Los medios han dado demasiado chance a los columnistas, y hay que tener cuidado cuando se trata de personas rencorosas, ególatras, endiosados, que utilizan su columna para lavar sus miserias personales y para vengarse de personas que no tienen la misma oportunidad de réplica. Una columna no puede utilizarse para venganza, desprestigio y vejación de personas a las que no se les da la oportunidad de defenderse. Es muy cobarde y ruin, y más cuando se miente y se sesga la información y se oculta parte de la historia.

Un ejemplo: un columnista llega a un bar que está apagando las luces para cerrar y le dice al camarero “gilipollas, desgraciado, ponme un café antes de que te de una hostia”. El camarero, con más cultura y educación, llama a la policía y denuncia al sujeto en cuestión. Al cabo de unos días el sujeto escribe en su columna ”habrá que decirle al dueño del bar x que despida al camarero que es un grosero y un malencarado con los clientes”. Quien no sepa toda la historia, se quedará con esa copla, a lo mejor deja de ir a ese bar, o a lo mejor el dueño despide a ese trabajador.¿ Y si el trabajador tiene una familia que depende de su sueldo? ¿Y si cegado por la ira coge una escopeta y va a por el individuo, que aún por encima es un defensor de la lucha armada y de los alzamientos contra el poder?. Estaría probando de su medicina, aunque arruinaría la vida de un buen hombre que lo único que hacia era trabajar y cumplir con su trabajo. El columnista aunque se muriese ya no arruinaría nada porque quien obra así ya es una ruina, un despojo, un miserable. Y el medio que amparase eso ¿ qué credibilidad podría tener?. Juntar letras no es escribir, y las arengas para la Legión, y en estos tiempos difíciles no se puede estar crispando continuamente y proclamando el Apocalipsis. Hace falta positivismo no profetismo barato.

Cuidado los medios que permiten ese libertinaje de seres abyectos, frustrados y desalmados, que utilizan la libertad de expresión para solucionar sus temas personales, y hablan de una democracia y una libertad en la que no creen. Cuando anuncian el fin del mundo, el Apocalipsis, la revolución de las masas, hasta tienen un poco de gracia y hasta inspiran lástima como inspiran los abandonados de la mano de la fortuna. Pero cuando utilizan un espacio que le dan para rellenar para atacar a otras personas, poniendo en duda su profesionalidad y pidiendo que los echen de su trabajo, la cosa cambia, y el medio que permite y ampara esa práctica que recapacite, porque las salpicaduras de la lluvia pueden llegar a sus zapatos. No todo vale, y sobre todo cuando los atacados no tienen oportunidad de réplica, se está vulnerando el principio de igualdad, y si se supiese la veracidad de los hechos aún más. Cuidado con lo que se siembra, que cuando son vientos se suelen recoger tempestades.

Aquí se está confundiendo opinar con insultar y vejar, mintiendo aún por encima, y que un juntaletras ponga a parir a la policia local porque le ha multado me parece ignominioso, pero peor si omite que lo ha multado por tener su coche en una zona de minusválidos, por ejemplo.