Estadísticas

Por una vez no voy a criticar los últimos datos facilitados por el CETS, creo que, sin que sirva de precedente, son bastante aproximados a la realidad.
Me llama la atención que haya bajado la ocupación en los establecimientos de 4 estrellas, más que nada porque pienso que el potencial cliente de esos establecimientos no es de los que más nota la crisis. Otro factor es que estos establecimientos llevan unos cuantos años haciendo unas ofertas que claman al cielo, a veces van por debajo del precio de establecimientos de 2 y 3 estrellas. Claro, eso significa que los números hay que cuadrarlos, y se cuadran por el lado más débil: los empleados. Cada vez más acuden a las escuelas de Hostelería para traer personal de prácticas. No se atienen para nada al convenio, los hacen trabajar jornadas de más de diez horas y les pagan la miseria que marca el contrato de prácticas.
¿Quién paga eso? Los clientes de los establecimientos, que no tienen una atención y un servicio como el que se les vende en la publicidad del establecimiento. Mucho gastar en decoración, en piscinas, en masajes, y luego racanean un servicio profesionalizado por no pagar lo que tienen que pagar. En eso Sanxenxo sigue anclado en el tiempo, afortunadamente (aunque no del todo) se ha extinguido la costumbre de mandar en los días de poco trabajo a los empleados a limpiar las fincas, a sacar patatas o plantar judías. No se ha extinguido completamente, y ahora con la mano de obra barata de los inmigrantes aún peor.
Ante este panorama, la clientela huye de los hoteles cada vez más cansados de pagar por lo que no se tiene.
El otro dato que me parece significativo es que se apunta la subida de los camping. Puede ser debido a que es un tipo de disfrute vacacional más económico, o que el incremento lo haya ocasionado eso que tanto empeño intentan poner Salvador Durán y Catalina la Grande en exterminar: la movida, ese demonio innombrable, la bicha. Ese engendro que los fines de semana, de viernes a domingo se convierte en una riada de miles de personas que ocupan plazas en cámpings y en hoteles baratos y que tanto engordan las estadísticas que a los mismos ineptos que se la quieren cargar les ayuda a sacar pecho y seguir diciendo que en Sanxenxo todo va bien. Esta es la triste realidad, y un día si estos lumbreras se cargan este fenómeno social, ya veremos en que queda el verano de Sanxenxo, a ver lo que nos aportan los yates y el turismo de descanso, ese mismo que se levanta contra la movida pero que permanece callado con la murga que dan las verbenas populares, será que el ruido de las orquestas y las atracciones hasta las 3 de la madrugada no perturba el descanso de los que tienen que levantarse a trabajar al día siguiente, esos a los que a su economía doméstica tanto aportan estas verbenas populares. Cuanta hipocresía.
Cuando se aportan datos conviene aportarlos completos, me gustaría que aportasen los de la ocupación de viernes a domingo y la del resto de la semana.