Aunque hoy le iba tocar a VIPS, es de obligación (actualidad obliga) hacer un paréntesis y entrar en otro asunto.
La sentencia del TSXG sobre el chalet de Francisco Villaverde es muy clara, pero ¿se va a cumplir?. Visto lo visto con el Boavista, con la casita en la playa de Dulcinea Aguín, la portavoz, Secretaria general del PSOE de Sanxenxo y ahora miembra de la Ejecutiva Gallega de los socialistas, todo lleva a pensar que no. Visto lo visto con el cementerio de Dorrón, el optimismo no da para mucho.
¿Quién es el culpable o culpables?. Primero el que da la licencia ( si la da). El técnico, el arquitecto, el gerente de urbanismo…. Todo aquel por el que el expediente pasa por sus manos. Si algún técnico omite su obligación bien por negligencia o plenamente consciente, debe recibir su sanción. Si el político de turno comete la sirvengüenceria a la que por desgracia nos tienen acostumbrados y se pasa por el forro el informe técnico, debe ser sancionado con más dureza si cabe.
Estamos viendo como en las diversas tramas de corrupción urbanística hay políticos, pero también técnicos, arquitectos, aparejadores, abogados, banqueros y demás fauna de especuladores y devotos de la cocina italiana “todo por la pasta”.
Esto es muy grave, por ser quien es, quien fue Paco Villaverde y quien era el Alcalde en ese momento y aquí no caben medias tintas hay que ir hasta el final.
Lo más desilusionante es que a ver quien se moja y le pone el cascabel al gato. ¿El BNG?, ¿el PSOE? ¿VIPS?. Difícil, por no decir imposible, porque lo chungo es cuando se tiene un presente y un pasado de ilegalidades urbanísticas a cuestas. ¿ Se defenderá el interés de los ciudadanos o toca punto en boca para que la réplica no vaya encima de lo suyo?. Cuando hay muertos en el maletero es muy difícil ser juez de homicidios.
Independientemente que la tropa politica que nos toca sufrir no tenga argumentos eticos y morales para pedirle cuentas a nadie, esto debe llegar hasta la última consecuencia, y le toca a Catalina González y su equipo lidiar este toro. Después de los bandazos dados, de las incongruencias, de los vaivenes, ahora tiene la gran oportunidad de reivindicarse delante de los vecinos, de demostrarle a todos que le podemos seguir llamando Cati, de que puede ser una excelente Alcaldesa, que incluso formando parte de la Corporación que dio luz verde a esta obra, y teniendo su parte de responsablidad, en aras de esa misma responsabilidad actúa. Aquí tiene su vellocino de oro ¿lo aprovechará?